Hablamos de la Palabra

IV Domingo Adviento

1era. Lectura Is. 7,10-14
Sal. 23
2da. Lectura Rm. 1,1-7
¿Qué me dice?

Reflexión…
Las lecturas de este IV Domingo de Adviento nos exhortan a tener los ojos abiertos en todo momento y circunstancia. Ser mensajero de Dios es ser vigilante. Debemos estar atentos, es decir, estar de pie, preparados.
Isaías nos presenta a María como la portadora de Cristo. Israel aguarda al Mesías, María sencillamente hace realidad el anhelo del pueblo necesitado.


El Salmo de este día se parece al salmo que cantamos el Domingo de Ramos, es un canto de entrada para el Rey de la Gloria.

¿Qué me hace vivir?

"Toda Obediencia trae la Salvación"

En este evangelio tenemos dos personajes principales José y el Ángel Gabriel.


José claramente expresa su deseo de hacer la Voluntad de Dios. Hombre que posee la prudencia y respeto, que lo hacen obediente al plan de Dios.


El Ángel es el responsable de que la obra de salvación se realice, obediente, mensajero.

Durante el sueño de José, ellos mantienen en su coloquio una finalidad: custodiar al salvador, hacer que el sueño de Dios (restaurar al ser humano) se haga realidad.


Hoy en día muchos José en el mundo tienen la misión de custodiar al Salvador, en nuestras calles, escuelas, liceos, universidades, trabajos, conventos y seminarios siguen surgiendo personas cuya misión es hacer que el sueño de Dios sea parte de la historia de todos.


También hay ángeles como Gabriel que orientan a muchos. Dos veces se habla de la “obra del Espíritu Santo”. Una la expresa el evangelista Mateo y la otra el Ángel durante el sueño de José.


Cada día la obra del Espíritu Santo se realiza en nuestras vidas si nosotros tenemos nuestro ser totalmente dispuesto. En resumen Toda obediencia trae la Salvación.


P. Jean Carlos Benítez FFR